Cuando se habla de agricultura, muchas personas solo piensan en las personas encargadas del cultivo, y a lo mucho la distribución de los productos obtenidos por esta práctica. No obstante, se trata de un componente de un proceso mucho más amplio, que está referido a los sistemas agroalimentarios. De este modo, hay una serie de actividades involucradas que suelen ser dejadas de lado por los consumidores, pero que es necesario comprender para que exista una mejor relación con las empresas dedicadas a este sector.
En primer lugar se encuentran los procesos de plantación de las semillas, pasando por el riego y suministro de los nutrientes necesarios, luego por la cosecha y empaque de las verduras, frutas y hortalizas, hasta finalmente la distribución de las mismas. A todo esto debemos sumar las transformaciones físicas que se llevarán a cabo, relacionadas con el empaque y la puesta en venta de los productos, que formarán parte de los diferentes canales de comercialización hasta que lleguen al consumidor final.
Todo lo antes mencionado es el resultado de la modernización, que ha permitido que los sistemas alimentarios se conviertan en un proceso que está profundamente relacionado con el concepto de urbanización. Éste, a su vez, es el resultado de los cambios que se han implementado en función de industrializar la sociedad. De esta forma, empresas como Grupo Hortofrutícola Lucas son indispensables para que muchas personas puedan acceder a alimentos más saludables, de una manera práctica y sencilla.
La adaptación de las áreas agrícolas es una consecuencia de las crecientes necesidades urbanas, que exigen un mayor volumen de productos alimentarios al consolidarse las ciudades y concentrarse los niveles de ingresos. Esto se ve reflejado en la influencia que ejercen los consumidores sobre la agricultura, que debe recurrir al uso de tecnología especializada y nuevos métodos de producción para poder hacer frente a la demanda.
Así nos encontramos con una realidad que enfrenta importantes retos para establecer una agricultura sostenible, dado que los sistemas alimentarios antes descritos son capaces de generar diferentes clases de cambios a nivel global. Todos ellos pueden ser agrupados según criterios sociales y medioambientales.
En conclusión, no cabe duda que es necesario poner atención a los diferentes procesos que llevan a cabo las empresas del sector agroalimentario. Tanto los distribuidores como los consumidores finales están en la capacidad de exigir mejores prácticas, que no tengan un impacto negativo en los ecosistemas y nos permitan acceder a un mejor futuro.